En el Foro Antón Martín, un espacio de diálogo y encuentro con los universitarios del Centro Universitario San Rafael-Nebrija, se han dado cita Isabel Baeza; Responsable de Relaciones Internacionales del centro, Susana Oñoro; Coordinadora de la Obra Social San Juan de Dios, Amelia Oviedo; Directora Técnica del Albergue San Juan de Dios y Marita Guerra, coordinadora de la campaña La Vida Misma para debatir sobre la feminización de la pobreza.
El concepto de feminización de la pobreza apareció en la década de los 70 por la investigadora Diana Pearce, quien afirmaba que el crecimiento de los hogares encabezados por mujeres estaba relacionado con el deterioro económico de sus condiciones de vida debido a la falta de ingresos. Ha sido un fenómeno que ha estado invisibilizado durante mucho tiempo ya que los estudios de situaciones de pobreza no incluían la categoría de género entre las variables del análisis. Sin embargo, en los últimos tiempos, es más frecuente escuchar que la pobreza tiene rostro de mujer, ¿a qué se refiere este fenómeno? ¿Cómo influye el género en la pobreza? A estas preguntas dieron respuesta Susana Oñoro, Amelia Oviedo y Marita Guerra en la mesa debate del Foro Antón Martín.
"Hay pobrezas que están ocultas en la sociedad, uno de los colectivos que sufre esta invisibilidad es la mujer" comenzaba afirmando Susana Oñoro. Tanto mujeres como hombres sufren pobreza pero ellas han tenido que afrontar una situación más vulnerable desde el año 2008. "Motivos como este son los que nos han llevado a lanzar campañas de sensibilización como La Vida Misma, donde la pobreza adquiere nombre propio: son los casos de María, quien acude a un banco de alimentos para poder hacer frente al precio de la cesta de la compra y Hamida, una inmigrante con estudios superiores que con su trabajo tiene que hacer malabarismos para llegar a fin de mes", señala Susana.
Una de las causas principales de la feminización de la pobreza es la desventaja económica en la que se encuentran las mujeres, ya que "la tasa de desempleo es mayor, tienen menos recursos económicos y disponen de una renta inferior", señalaba Marita Guerra.
Además, los factores se agravan más cuando se suman las cargas familiares, las mujeres tienen que compatibilizar el papel de cuidadoras de los hijos u otros familiares con el mantenimiento económico del hogar.
"La situación de sinhogarismo tiene más repercusión en las mujeres,sufren una doble estigmatización: no saber llevar el papel de cuidadora que la sociedad atribuye a la mujer culturalmente y verse frustradas por el fracaso de las relaciones afectivas"" señala Amelia Oviedo. "No hacen las maletas por turismo. A diferencia de los hombres, ellas intentan agotar todas las vías posibles antes de acabar en situación de calle. Cuando terminan en este contexto, su maleta está repleta de malas experiencias. Un dato representativo es que más del 75% ha sufrido violencia de género antes de acabar en esta situación".
A pesar de que la pobreza que afecta a las mujeres es muy compleja y requiere de acciones multidisciplinares, las ponentes mostraron ápices de esperanza ante la situación. Esperan que en un futuro se ofrezca y favorezca la igualdad de oportunidades a mujeres y hombres en el sistema tanto laboral como educativo, familiar y de bienestar social.